Templo Doble dedicado al dios del cielo y las tormentas
Está realizado en ladrillo. Tiene una sola puerta de entrada flanqueada por dos patios. Murallas con almenas escalonadas forman un patio interior. Está dividido en dos partes: una para cada Dios, con un zigurat para cada uno.
Ciudad y Palacio de Korsabad
Es una ciudad con muralla, torres y varias puertas de entrada. Junto al palacio están los templos más importantes y es donde destaca el gran zigurat de Assur. El palacio está organizado en torno a patios interiores. Tiene una sola puerta de entrada.
Los palacios que en la arquitectura asiria ofrecen extraordinaria importancia, se elevan asimismo sobre grandes plataformas o terraplenes con planta rectangular prolongada y orientados como las torres. Encierran en su perímetro grandes patios, alrededor de los cuales se alzan los cuerpos de edificio divididos en diferentes salas de extraordinaria longitud cuyas paredes interiores más ricas y a veces incluso los pavimentos se cubrían hasta cierto punto con láminas de alabastro, adornadas en los muros con relieves historiados e inscripciones y más arriba se revestían los muros con ladrillos esmaltados o azulejos que ostentaban hermosa pintura policromada. El bronce y el oro abundaban así mismo en estas decoraciones palatinas. Es lo más probable que no tuvieran los palacios más que un solo piso y que recibieran la luz por el techo el cual se hacía plano y se adornaba con madera esculpida. Junto al palacio real se elevaba la torre-templo.
Aunque los asirios conocieron la bóveda, tanto falsa como verdadera (de medio cañón y apuntada) no dieron gran importancia a estos elementos arquitectónicos pero sí al arco de medio punto y al elíptico para las puertas monumentales. Tampoco hicieron frecuente el uso de las columnasa juzgar por los restos hallados y es probable que construyeran éstas de madera sobre zócalo redondo de piedra. Junto a las puertas principales de los palacios reales, como para defender la entrada o simbolizar el poder, había colosales figuras de esfinges aladas, a veces, de cinco metros de altura, que por lo común tenían cabeza de hombre (androsfinges) con barba rizada, el cuerpo de toro o de león y las alas de águila, esfinges que, por otra parte, ya habían empezado a usarse en el arte caldeo primitivo. Entre los motivos ornamentales se hallan muy habitualmente las grecas, piñas, palmetas, rosones, las acciones guerreras y las cacerías.
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